Desde que Euskadi asumió en octubre de 2021 la gestión del sistema penitenciario, el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco trabaja para crear un modelo propio más humano no solo para los internos sino también para los familiares de las personas que en Euskadi están privadas de libertad.

Con este objetivo se creó hace dos años el programa Kuttunak de Atención a hijos e hijas de personas presas que busca reducir los problemas derivados de la situación, así como subsanar las carencias que puedan tener estos menores y evitar aspectos traumáticos.

Un equipo multidisciplinar de profesionales presta asistencia psicoterapéutica y socioeducativo a los menores antes y después del ingreso en prisión de su progenitor, y analiza el grado de conocimiento que tiene del encarcelamiento cuidando factores como qué, quién o cómo debe comunicarle la noticia. Kuttunak además fomenta que los menores participen en actividades individuales, grupales o solidarias con las personas presas.

La mitad de los menores tienen entre 11 y 14 años

El programa que está gestionado por la Asociación Educativa Berriztu atendió e hizo seguimiento el año pasado de la situación de 18 menores: 10 chicas y 8 chicos de entre 3 y 18 años. Kuttunak trabaja con menores de todas las edades, aunque la mitad de los atendidos en 2023 tenían entre 11 y 14 años; un 27,7% entre 7 y 10 ; el 11,11% entre 3 y 6 años y el 11% 15 y 18 años. En el 55,55% de los casos era su padre quien había ingresado en prisión, y en el 44,44% su madre.

Kuttunak está pensado para atender a 10 personas, pero el programa se ha ampliado a más participantes al tratarse de menores de la misma unidad familiar. La intervención tiene una duración de varios meses, no pudiendo superar el año, aunque en ocasiones se mantiene el contacto posterior para que la despedida del programa se realice de manera progresiva

El programa cuenta actualmente con la participación de 11 menores, mientras que otras cuatro personas están en lista de espera.

Mejora del rendimiento académico

Tras dos años de andadura la valoración que realiza Berriztu no puede ser más positiva. La asociación educativa destaca que los menores que han pasado por el programa han mejorado la comunicación con sus progenitores. Ha crecido el número de visitas que les han realizado en prisión, pero lo más destacable es el aumento del rendimiento académico de los menores. Algunos de los niños y niñas han modificado su plan de estudios. Aunque los centros en los que cursaban sus estudios barajaban para ellos aplicar el plan de necesidades especiales, algunos menores han acabado obteniendo unas calificaciones notables cuando no sobresalientes.