Los partidos van preparando el terreno para las elecciones europeas del 9 de junio, aunque por ahora están pasando inadvertidas en un ciclo político muy intenso marcado por las recientes elecciones vascas, la campaña de las catalanas y el amago de dimisión de Pedro Sánchez. Pero los plazos se van cumpliendo, y la Junta Electoral Central acaba de validar varias coaliciones. Entre ellas, figura la del PNV, que repite el nombre utilizado hace cinco años, Coalición por una Europa Solidaria, CEUS, y suma fuerzas con partidos más allá de Coalición Canaria, el aliado que se había confirmado ya hace unas semanas. Concurrirán con Proposta per les Illes de Baleares (es una fuerza con 97 concejales en las islas), Geroa Socialverdes de Nafarroa, y la Agrupación Atarrabia, un escenario que deslizaban en privado los jeltzales al ser preguntados por la presencia de representantes de los baleares y de Geroa en el mitin de cierre de campaña de Imanol Pradales. Estuvo presente, de hecho, la propia Uxue Barkos. Se ha registrado por separado a Geroa Socialverdes y a Atarrabia, y no a Geroa Bai en conjunto, para extremar la corrección jurídica de esta fórmula y no generar dudas con una coalición de coaliciones que pudiera ser tumbada.

En paralelo, el PNV está buscando adhesiones más allá de esta coalición formal para articular una alianza de dos niveles: la registrada ante la Junta Electoral, y un movimiento de solidaridad más amplio de otras sensibilidades que puedan pedir el voto para los jeltzales, quizás con su adhesión a un manifiesto. Es un escenario similar al de 2019, exceptuando a Compromiso por Galicia y Demòcrates Valencians, que hace cinco años formaron parte de la coalición formal.

Al ser el PNV la fuerza que mayor capacidad de tracción de votos posee, volverá a liderar la plancha con Oihane Agirregoitia (Bilbao, 1980), quien ya fue presentada en la Asamblea de Landako que proclamó a Imanol Pradales como aspirante a lehendakari. Agirregoitia conoce los fondos europeos Next Generation, tiene un certificado B2 de inglés, una amplia formación en Ingeniería, perfil gestor y, durante su etapa en el Ayuntamiento bilbaino, representó a la capital en foros internacionales. Su última responsabilidad es la dirección general de Buen Gobierno de la Diputación de Bizkaia. Estas semanas ha participado en foros europeos, como el encuentro de Renew Europe.

El reto: mantener el escaño

El PNV viene de ganar las elecciones vascas, pero con un empate en escaños con EH Bildu. Las elecciones europeas suelen ser difíciles porque no generan una gran movilización ciudadana, y además se vota por circunscripción única estatal y no por territorios, lo que obliga a los partidos que tienen representación solo en sus comunidades de origen a buscar coaliciones. El PNV tiene el reto de mantener su escaño tras el relevo en la candidatura, ya que Izaskun Bilbao anunció su intención de no presentarse a la reelección tras una larga trayectoria de quince años en la Cámara. En 2019, CEUS logró 633.265 votos, el 2,83% en todo el Estado, lo que les aseguró un escaño, el de Izaskun Bilbao.

En cualquier caso, este año se reparten dos escaños más en el Estado español, 61, lo que podría aumentar las posibilidades de mantener el acta. De todos modos, se prevé un intenso esfuerzo para movilizar al electorado ante los riesgos de que se quede en casa. EH Bildu, además, podría leerlo como una segunda vuelta de las vascas. Va en coalición con ERC, BNG y Ara Més.

La actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, sin pretenderlo, acaba de dar un argumento para la movilización al abrirse a los acuerdos con la ultraderecha, una amenaza que es probable que se agite desde las formaciones que se oponen a ese blanqueamiento. En cuanto a la agenda vasca o territorial, el PNV exigirá la oficialidad del uso del euskera y la presencia de las instituciones vascas en los foros europeos que afectan a sus competencias, como el Ecofin.