Entre abrazos y peticiones para sacarse fotografías al concluir la representación, Jon Ortiz de Vallejuelo procesa las sensaciones tras cumplir su sueño de niñez de dar vida a Jesucristo. Ya lo hizo en la procesión infantil de La Magdalena y a sus 27 años ha repetido el Viernes Santo. "Indescriptible el apoyo que he recibido, esto es Balmaseda", ha acertado a decir, muy emocionado. Pese al desgaste de una cruz que pesa más que él mismo y el Vía Crucis con tres caídas incluidas, afirma que se encuentra "bien" físicamente. 

Decenas de miles de personas han asistido al paso del cortejo por el centro de la villa en una tradición que se remonta al siglo XIX y aglutina a cerca de 700 personas entre quienes escenifican las últimas horas de Jesucristo y la propia organización. Precisamente, se cumplen cincuenta años desde que la Asociación del Vía Crucis Viviente se hiciera cargo de la Pasión. Desde entonces, José Ángel Ramón, más conocido como Zarra, es el director artístico. "Uno de los momentos más emotivos es el minuto de silencio en memoria de las personas que han fallecido", ha destacado poniendo en valor cómo "la juventud se está implicando en la asociación". En este sentido, Charo Barcenilla, también en labores organizativas desde hace cincuenta años, y una de las mujeres que trabajan antes, durante y después de Semana Santa en la puesta a punto del vestuario, ha resaltado que "este año hemos entregado más trajes que nunca". 

Síntoma de que no falta el relevo generacional. De hecho, el próximo viernes y el sábado 6 por la mañana se llevará a cabo la Pasión Viviente infantil (menores de 14 años), mientras que la adolescente (entre 14 y 18 años) se pospone al 20 y 21 de abril por la final de Copa. 

En cuanto al público asistente, "no hemos tenido que atender a nadie" a diferencia de los desmayos de otros años con temperaturas más altas, se ha felicitado el jefe del servicio de Protección Civil de Balmaseda, Enrique Pastor, también por la ausencia de lluvia.