La Sala Rekalde está llamada a adquirir un protagonismo aún más grande, si cabe, entre los espacios culturales de Bilbao. El centro expositivo conformará un eje artístico en la villa, de la mano del triángulo compuesto por el Museo Guggenheim, el Museo de Bellas Artes y Azkuna Zentroa. Con ese fin, se remodelará el portón trasero del recinto, que actualmente alberga los almacenes, para convertir el acceso por la calle Iparragirre en su entrada principal. Según anunciaron ayer domingo desde la Diputación Foral de Bizkaia, la Sala Rekalde cerrará sus puertas para poder acometer esta obra. Se prevé que la transformación concluya durante el último trimestre de este año.

Fue durante el 30 aniversario del centro artístico, celebrado en 2021, cuando se anunció su reestructuración para consolidar su oferta hacia el futuro, afrontando nuevos retos y adoptándose a nuevas realidades. En ese sentido, los responsables del recinto estimaron necesaria la apertura urbanística del centro que actualmente cuenta con un único acceso por la calle Alameda de Recalde. Aunque las previsiones iniciales contemplaban que las obras estuvieran concluidas para mediados de 2023, finalmente será ahora cuando la reforma se efectúe sin que los trabajos sean compatibles con la actividad diaria de la sala durante unos meses.

Esta reconversión cobra aún más sentido después de que el Ayuntamiento de Bilbao inaugurara en 2019 el bulevar semipeatonal de la calle Iparragirre, con el propósito de unir dos de los principales equipamientos culturales de la ciudad: el Museo Guggenheim y Azkuna Zentroa. Con ello, el papel de la Sala Rekalde radica en “sumar sinergias” para estar de frente y no de espaldas. Así lo expuso Lorea Bilbao, diputada de Cultura de la anterior legislatura, quien anunció la reconversión del centro que, desde su inauguración en 1991, ha acogido más de 150 muestras de 2.000 artistas con el apoyo del talento emergente como una de sus señas de identidad.

Jóvenes artistas

De hecho, durante este tiempo, la sala ha impulsado la trayectoria de varios jóvenes artistas. Un ejemplo claro sería el de la navarra June Crespo, que formó parte del programa Barriek en 2013, lo que le permitió exponer de forma individual en la sala. Actualmente, después de haber alcanzado el éxito a nivel internacional, la escultora protagoniza la muestra Vascular en el Museo Guggenheim Bilbao. Esta estrategia basada en el apoyo a lo local es compartida también por el Ayuntamiento de Bilbao, que en noviembre del año pasado, durante el 25 aniversario de BilbaoArte, inauguró la nueva sede de Uribitarte40, precisamente junto a la pinacoteca de Frank Gehry.

El cierre temporal de la Sala Rekalde llega después de que se haya programado la muestra Varietés para dar a conocer el último proyecto del artista Eduardo Sourrouille (Basauri, 1970). Esta exposición reunía obras de nueva creación en una propuesta de instalación, con dibujos, fotografías y vídeos. Sin embargo, además de promover el arte local –con muestras durante las últimas tres décadas consagradas a artistas como Isabel Garay, Dario Urzay, Jesus Mari Lazkano, Javier Riaño o José Ibarrola, Itziar Ocariz o Naia del Castillo–, la sala también se ha abierto a propuestas internacionales: desde el wall drawing conceptual de Sol Lewitt a la escultura minimal de Toni Smith o el pop art de Andy Warhol o Rauschenberg.