Ibai García acaba de debutar en solitario con Chasing the Blues, un disco de género pero abierto a otros estilos para “darle dinamismo, también en los conciertos”. García contempla llevar a cabo una gira por recintos estatales y europeos, así como participar en festivales veraniegos. “El blues es eterno, se reinventa constantemente”, explica.

¿Cómo surge el proyecto en solitario?

—Aritza (batería), Fernando Fo (bajista) y yo llevábamos mucho tiempo queriendo volver a tocar juntos. Teníamos claro también que si queríamos un cantante de la mayor calidad, ese tenía que ser Charlie Santiago.

El proyecto arrancó con su nombre sumando a Blues Project.

—En el disco hemos omitido el Blues Project para no cerrarnos puertas a festivales mas rockeros.

Usted proviene del grupo Lomoken Hoboken. ¿Cuándo dio el paso de intentarlo en solitario, tras la muerte del Oso, el vocalista de la banda?

—Las dos bandas estuvieron solapadas durante algún tiempo, de hecho el Oso participó en dos letras de este disco. Su fallecimiento fue un inesperado y duro mazazo que aún cuesta superar, aunque su legado sigue presente.

Cuénteme detalles de la grabación del álbum.

—Aritza, Fo y yo teníamos bocetos de canciones a los que queríamos dar salida. Al estar todos inmersos en varios proyectos más, todo se desarrolló con mucha calma. Hemos grabado en nuestros estudios domésticos. Aritza y Fo se hicieron cargo después de la edición y producción, y Pedro Monge desarrolló la mezcla final.

El grupo tiene instrumentistas de orígenes diversos, incluido el jazz. Y además, han colaborado muchos colegas, ¿no?

—En el disco han participado casi una quincena de músicos de muy distintos registros. Ha sido un lujo poder contar con instrumentista de la talla de Carlos Velasco, Ander García, J. L. Rey, Jaime Alco… O de letristas como Garazi Elorriaga o Miriam Polo. Y me gustaría añadir que el artwork del disco ha corrido a cargo de los pintores Iñaki Bilbao y David García, ambos profesores de la UPV.

En directo, ¿cómo se presentan?

—Como un quinteto. Al frente están Aritza, batería de formación superior jazz que compagina su propio proyecto con otras tantas bandas como músico de sesión, y Fo, que ha compartido escenario con bluesmen americanos como el texano Tyrone Vaughan (sobrino de Stevie Ray) o el mítico bluesman de Chicago Kalif Wailin’ Walter. Completan el quinteto Charlie Santiago, que lidera bandas de rock tan prometedoras como Ready I’m Fire o Athend e Israel Santamaría, teclista todoterreno que se disputan todas las grandes bandas de blues vascas.

Firma un disco de blues eléctrico, pero de sonido diverso, con ecos de funk, rock, baladas, soul...

—Teniendo como punto de partida el blues y contando con el amplio registro vocal de Charlie, hemos podido incluir temas de muy distintos estilos. Esto hace que, tanto los conciertos como el disco, sean mucho más dinámicos.

El blues tiene (mala) fama de estar basado en apenas cuatro compases, pero sobrevive a todos los géneros. ¿Es eterno?

—Sí, es un género que se está reinventando continuamente y sigue teniendo gran acogida en Estados Unidos y en Europa.