CELEBRaMOS el día internacional de la danza porque un día como hoy hace casi 300 años nacía Jean George Noverre (1727), creador del ballet moderno o, mejor dicho, uno de los primeros teóricos de la danza quien con su trabajo, pero sobre todo sus escritos sobre la teoría de la danza, empezó a dar forma y estructura a lo que luego derivarían el ballet, el ballet romántico, ballet clásico, ballet moderno, danza contemporánea…

Deja de soñar y baila

Gracias a lo que supuso esta reglamentación, el ballet dio un salto evolutivo que se mantiene hasta hoy día, y que dio paso a que el resto de familiares dancísticos, cercanos y lejanos, evolucionaran también hacia lugares insospechados.

Pero la danza, el baile, es una manera de vida, un sentir, una forma de expresión que se remonta al primer ser humano; el primer signo de que estamos vivos es el movimiento que se produce en el seno materno, ese es nuestro primer paso de danza, el más auténtico y libre que jamás podremos volver a ejecutar. Porque la danza es eso, expresar a través del movimiento nuestras emociones, estados de ánimo, deseos…

En la antigüedad, la danza se usaba como un ritual religioso, pero sobre todo como algo lúdico que unía a los individuos en celebración.

Nosotros, los vascos, pese a que nos guste decir que no sabemos bailar, sobre todo a los hombres, estaríamos siendo muy poco respetuosos con nuestros ancestros. El amplio repertorio de danzas que existe en nuestro País es reflejo del amor por el baile en tiempos lejanos, las diferentes versiones de las danzas son ejemplos de la adaptación que cada pueblo hacía al ejecutarlas, confirmando que el baile es un arte vivo en continua evolución, que se va adaptando a sus tiempos y a las personas que lo ejecutan.

Tan importantes y tan bien ejecutadas debían estar nuestras danzas por la época de Noverre, que fueron inspiración y base para el desarrollo de lo que hoy son pasos básicos del repertorio del gran ballet Clásico el Saut de Basque y el Pass de Basque. Este último es clave, ya que sirve de llave a la evolución de otras combinaciones, mientras que el primero es uno de los saltos más espectaculares y difíciles que los hombres utilizan en la gran mayoría de las coreografías de repertorio.

Un día decidimos preguntarnos “por qué bailábamos”. Cuando obtuvimos la respuesta, empezamos a preguntárselo a las personas con las que trabajábamos; a continuación, lo hicimos con nuestros alumnos, en los diferentes lugares del mundo donde cada uno se encontraba dando clase; y finalmente a cualquier persona que viera bailando, independientemente de estilos, edades, nacionalidades.

A lo largo de este proceso que nos ha llevado años y por el cual seguimos transitando, descubrimos que hay pensamientos y sensaciones que se cruzan y nos unen a todos aquellos que amamos bailar, independientemente de géneros, razas, facultades o capacidades físicas o psíquicas; la danza, aparte de segregar altas dosis de serotonina, sin ningún fármaco de por medio, produce principalmente alegría, libertad, evasión, superación.

Nos encuentra con nosotros mismos y con quienes nos rodean, e incluso nos une a nuestros antepasados, pero, sobre todo, nos libera de las limitaciones y prejuicios. Bailar tiene ese poder mágico de unirnos, de hacernos sentir parte de algo, y esa es una de las razones por las que celebramos este día juntos, moviéndonos al ritmo, compartiendo historias diferentes contadas a través del movimiento.

Lo que decimos en estas líneas es difícil hacerlo en solitario aunque lo hagamos, por eso nos gustaría sentirnos acompañados por los agentes políticos de nuestro País, hemos seguido atentamente los debates electorales y para nuestra sorpresa no se ha hablado de cultura y mucho menos de danza, no hemos escuchado ni leído propuestas, esto nos decepciona y a la vez nos anima a seguir trabajando para hacernos visibles con propuestas y seguir siendo conocidos como ese pueblo que baila en los pirineos.

Finalizamos con una reflexión: la mejor y más económica terapia para disfrutar cada día es poner un poco de danza en nuestras vidas, seguramente en algún momento de tu vida has soñado bailar, pues deja de soñar y baila porque al final del día todos somos parte de esa gran coreografía que es la vida. l

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