Nos estamos acostumbrando peligrosamente a estos calores aún en abril que nos llevan a ver imágenes de playas llenas de gente cuando faltan más de dos meses para el verano. Superar los 30 grados a estas alturas del año debe alarmarnos, porque terminaremos pagándolo. El cambio climático va a condicionar nuestra vida -de hecho, está haciéndolo ya- más allá de poder disfrutar de un baño en el mar en abril. Justo dentro de una semana iremos a votar -con calor o con lluvia- sin que este tema haya sido precisamente protagonista en la rara, rara, rara campaña electoral.