Perder siempre es perder, pero hay maneras y maneras. La del Surne Bilbao Basket el pasado sábado en casa, ante el descendido Zunder Palencia, fue fea, desagradable, de las que deja mal sabor de boca porque pese a estar muy mediatizada por las lesiones y los problemas físicos se vio en cancha un equipo superado, poco enérgico, sin mucho deseo de competir. Los hombres de negro volvieron a caer ayer en Manresa y sumaron su quinta derrota seguida en este áspero final de ejercicio, pero fue otra manera de perder.

El equipo de Jaume Ponsarnau se exprimió hasta el final, le hincó los dientes a la contienda incluso cuando estuvo a punto de desplomarse en el ecuador del segundo cuarto (38-23) para igualar el marcador tras el descanso (56-56) y llegar vivo hasta el ecuador del acto final, pero simplemente se vio superado en físico y recursos por un equipo anfitrión en plena lucha por el play-off.

Y eso que a los hombres de negro no les abandonan las desgracias. Una lesión de espalda de Melwin Pantzar les obligó a jugar sin base durante casi toda la segunda parte (Alex Renfroe ya era baja, al igual que Adam Smith). Kristian Kullamae y Tomeu Rigo tuvieron que repartirse la tarea lo mejor que pudieron y en esas circunstancias complicadísimas los de Ponsarnau aguantaron hasta el 74-67 a menos de cinco minutos de la última bocina, con Thijs De Ridder también fuera del partido ya con cinco faltas.

Pero no hubo milagro. Pese a las notables actuaciones individuales de Sacha Killeya-Jones, que esta vez sí fue referente con 25 puntos, y el reaparecido Keith Hornsby, que sumó 19, la brutal inferioridad en el rebote (44-24, con 18 capturas ofensivas de los anfitriones para facturar 15 puntos) y las 17 bolas perdidas pesaron demasiado ante un rival más entero en los momentos de la verdad, con Martinas Geben, Dani Pérez, Brancou Badio y el especialista en intendencia Pierre Oriola resultando decisivos.

ARRANQUE RENQUEANTE

El triple liberado de Xavi Rabaseda con el que arrancó la contienda fue un espejismo, pues el juego ofensivo del Surne Bilbao Basket amaneció romo, sin acierto ni precisión, encadenando pérdidas y errores en el tiro exterior. Pese a su arranque defensivo más que bueno, al Manresa no le costó trabajo hacerse con el control del marcador a base de velocidad y mayor efusividad en la lucha por los balones divididos. La entrada en escena de la segunda unidad, con Kullamae ejerciendo de base, revitalizó parcialmente a los de Ponsarnau (9-10) pero los intentos para mantenerse a flote de los visitantes fueron insuficientes. Los de Pedro Martínez aprovechaban cada error de los hombres de negro para activar el modo galope, arrasaban en el rebote ofensivo y dos triples de Steinbergs y Pérez abrieron la primera brecha antes de que el acto inaugural se cerrara con un 24-17. 

En esas circunstancias, con el conjunto vizcaino de nuevo negado desde la larga distancia, la primera brecha de dobles dígitos no tardó en llegar, con el Manresa corriendo a placer y Pérez regalando puntos y espectáculo para el lucimiento de Geben. Ponsarnau paró el duelo con el 30-17 a 8:44 del descanso. Killeya-Jones intentó mantener a flote a los suyos, pero la defensa bilbaina hacía aguas, con los anfitriones facturando canastas demasiado cómodas desde todas las distancias.

Hornsby, con nueve puntos seguidos (un triple y dos tandas de tres tiros libres convertidos), acercó al Surne Bilbao Basket hasta un esperanzador 38-32, pero una vez más faltó la consistencia necesaria para dar sostenibilidad a esos buenos momentos. Devin Robinson, jugando de cara, despertó a los anfitriones, lo que unido a una falta de Killeya-Jones que los árbitros consideraron antideportiva provocó que las cosas volvieran a su cauce y al ecuador de la contienda se llegara con un claro 50-37.

GRAN RESISTENCIA

En la reanudación, el conjunto vizcaino siguió caminando sobre el alambre incluso tras la lesión de Pantzar -volvió fugazmente a la acción pero visiblemente mermado-. Apretando los dientes y encontrando puntos de Andersson y Hlinason, se acercó hasta el 55-49 en el ecuador del tercer acto. Con un notable trabajo defensivo y un triplazo de ocho metros de Rigo para resolver un ataque embarullado, Pedro Martínez tuvo que parar la contienda con un 56-54 y un parcial de 3-15. Una penetración de Killeya-Jones empató la cita, pero cinco puntos de Geben sacaron a los anfitriones del bache y a los últimos diez minutos se llegó con un 63-58. 

Lo siguieron intentando los visitantes (63-62), pero las fuerzas iban flaqueando, más aún cuando la rotación bilbaina perdió también a De Ridder. El Bilbao Basket entró muy pronto en bonus, volvió a tener problemas a la hora de cerrar el rebote y entre Badio y Oriola, a pico y pala debajo del aro, volvieron a abrir brecha a favor del Baxi Manresa: 74-62 a seis minutos del final. Ahí, tras ese 11-0, acabó el choque pese a los meritorios intentos de los visitantes. Que volvieron a perder, sí, pero de otra manera.